Campeones forjados en la penumbra de las primeras horas
Los campeones no nacen bajo los focos, sino en la penumbra de la madrugada: aire frío, pasos suaves y paciencia. La doma vive en la entrega silenciosa, no en la apariencia. Este texto rinde homenaje al trabajo invisible y a quienes siguen ahí cuando nadie mira.
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