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“Kissing Spines” en caballos de doma clásica: comprender, diagnosticar y manejar un problema oculto

  • Yolanda Rama

    Yolanda Rama

  • octubre 29, 2025
  • 5 min de lectura

En el mundo de la doma clásica, donde la armonía entre jinete y caballo depende de la soltura, el equilibrio y el correcto uso del dorso, pocos diagnósticos generan tanta preocupación como el de los kissing spines.
Sin embargo, este hallazgo no siempre significa el final de la carrera deportiva. Comprender qué es realmente, por qué ocurre y cómo abordarlo es la clave para prevenirlo y, en muchos casos, solucionarlo con éxito.

¿Qué son los “Kissing Spines”?

El término kissing spines se refiere a una patología denominada médicamente procesos espinosos dorsales sobrepuestos(Overriding Dorsal Spinous Processes, ORDSP).
Se produce cuando las apófisis espinosas de las vértebras dorsales (habitualmente entre la T13 y la T18) se aproximan demasiado o llegan a tocarse.
En los casos más severos, incluso rozan entre sí, provocando inflamación, dolor y contractura muscular.

En palabras simples: los huesos de la columna que deberían mantener un pequeño espacio entre ellos “se besan”, y ese contacto genera una cadena de compensaciones y molestias en el movimiento del caballo.

¿Por qué los caballos de doma están especialmente expuestos?

La doma clásica exige que el caballo eleve el dorso, se reúna y trabaje desde los posteriores, lo que implica un gran esfuerzo biomecánico.
Si este proceso se realiza sin la preparación adecuada o con una equitación basada en la tensión y no en la elasticidad, se incrementa la presión sobre las vértebras torácicas.

Entre los factores de riesgo más comunes encontramos:

  • Entrenamiento intenso a edades tempranas, antes de la madurez ósea.
  • Exceso de tiempo en reunión o en ejercicios de alta demanda.
  • Monturas mal ajustadas que generan puntos de presión.
  • Uso incorrecto de las riendas que provoca un dorso hundido.
  • Conformación: caballos de dorso corto o con cruz prominente pueden ser más propensos.

Síntomas y señales de alarma

No todos los caballos manifiestan el dolor de la misma manera. Algunos presentan reacciones evidentes, otros simplemente pierden calidad en su trabajo.
Entre los signos más habituales:

  • Resistencia al ensillar o montar.
  • Pérdida de elasticidad o de línea superior.
  • Dificultad en las transiciones o al mantener el ritmo.
  • Pérdida súbita de musculatura dorsal.
  • Conductas explosivas o reacciones “cold-backed” al iniciar el trabajo.
  • Disminución del rendimiento o cambios de actitud.

Recordemos que el dolor en el dorso cambia la mente del caballo: el comportamiento es su forma de comunicarse.

Diagnóstico: más allá de una radiografía

Las radiografías son fundamentales para confirmar el diagnóstico, pero no siempre cuentan toda la historia.
Algunos caballos con imágenes muy marcadas no muestran síntomas, mientras que otros con hallazgos leves sí presentan molestias severas.
Por eso, el diagnóstico debe combinar:

  1.  Exploración clínica por un veterinario especialista en deporte.
  2.  Pruebas de imagen (radiografía, ecografía o técnicas avanzadas).
  3.  Valoración en movimiento o bajo la silla.

Solo con una visión global se puede determinar si la lesión es realmente la causa del problema.

Tratamiento y rehabilitación

La buena noticia es que muchos caballos con kissing spines pueden volver a la competición si reciben un manejo adecuado.

Tratamientos conservadores:

  • Fisioterapia y trabajo específico para fortalecer la línea dorsal y abdominal.
  • Terapias antiinflamatorias: mesoterapia, ondas de choque, infiltraciones.
  • Reajuste de la montura.
  • Trabajo correcto de doma: estiramientos, trabajo largo y bajo, transiciones suaves.
  • Salidas al campo y variación en el entrenamiento para evitar la sobrecarga mental y física.

Tratamiento quirúrgico:

En los casos más avanzados puede recurrirse a cirugías mínimamente invasivas como:

  • Desmotomía del ligamento interespinoso, que libera el contacto entre vértebras.
  • Resección parcial de una apófisis espinosa.
    Los avances actuales permiten una recuperación más rápida y segura, siempre con un programa de rehabilitación controlado.

Prevención: la clave está en la buena equitación

La mejor manera de evitar el kissing spines es entrenar respetando la biomecánica natural del caballo.
Cada jinete debería preguntarse con honestidad:

 ¿Estoy realmente haciendo que mi caballo trabaje con el dorso, o solo con la cabeza y el cuello?

Principios básicos:

  • Desarrollar la línea superior antes de exigir reunión.
  • Alternar los días de trabajo intenso con sesiones de estiramiento o paseo.
  • Usar transiciones y trabajo lateral para ganar elasticidad.
  • Revisar periódicamente la montura, el dorso y la musculatura.
  • Evitar la monotonía y el sobreentrenamiento.

En doma, el dorso es el puente entre la fuerza y la expresión.
Cuando perdemos el dorso, perdemos la esencia del arte.

Video recomendado

Comprender el “Kissing Spine” – Dr. Magda Stewart

La veterinaria deportiva Dr. Magda Stewart explica de manera clara qué ocurre anatómicamente, cómo se diagnostica y cuáles son las opciones de tratamiento para los caballos con kissing spines.
Una guía esencial para jinetes, propietarios y entrenadores de doma.


Conclusión

El kissing spines no es solo un término veterinario: es un recordatorio de que la salud y el rendimiento dependen de la calidad del entrenamiento.
La paciencia, la técnica y el respeto por la biomecánica del caballo siguen siendo el mejor tratamiento preventivo.

En Gallery Horse, creemos que el conocimiento es la base de la buena equitación.
Comprender el dorso del caballo es cuidar su bienestar y su futuro como atleta.

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