¿Alguna vez te has preguntado si tus métodos de entrenamiento realmente priorizan el bienestar de tu caballo?
Todos queremos lo mejor para nuestros compañeros equinos, pero ¿estamos siempre seguros de que nuestro enfoque es éticamente correcto?
Este artículo te invita a mirar más allá de la técnica y reflexionar si tu entrenamiento en doma clásica está verdaderamente alineado con el desarrollo natural y la felicidad de tu caballo.
La delgada línea entre el progreso y la presión
En el mundo de la doma clásica, la ambición es una espada de doble filo. Buscamos la perfección —la armonía, la expresión, la precisión— pero, a veces, esa búsqueda puede hacer que se difumine la frontera entre la dedicación y la imposición.
Un caballo bien entrenado no es aquel que se somete, sino aquel que comprende. Y la comprensión requiere tiempo, paciencia y sensibilidad.
Un entrenamiento ético significa respetar no solo lo que el caballo puede hacer, sino cuándo y cómo puede hacerlo sin comprometer su bienestar físico ni mental.
Escuchar al caballo
Cada caballo tiene una voz: el movimiento de una oreja, el ritmo de la respiración, la expresión de sus ojos cuando algo le resulta excesivo.
El entrenador ético no calla esa voz: la escucha.
Si tu caballo se resiste a un ejercicio, pregúntate:
- ¿Está siendo desobediente o simplemente confundido?
- ¿Le estoy pidiendo demasiado pronto?
- ¿He construido la fuerza y comprensión necesarias antes de este paso?
El entrenamiento ético requiere empatía y autocrítica. Implica estar dispuesto a cuestionar tus propios métodos, no la voluntad de tu caballo.
La base de la confianza
Ningún piaffe, pirueta o passage puede ser realmente bello sin confianza.
Un caballo entrenado con miedo o presión puede ejecutar un movimiento, pero nunca bailará.
El verdadero arte de la doma clásica reside en la colaboración: cuando el caballo ofrece el movimiento con libertad porque confía plenamente en su jinete.
Esa confianza se construye desde el suelo: en cómo lo manejamos en la cuadra, cómo recompensamos su esfuerzo y cómo terminamos cada sesión. Cada gesto forma parte de una filosofía de entrenamiento.
Mira este vídeo relacionado sobre entrenamiento ético y armonioso:
https://youtu.be/_leHdeYnrbU?si=INigmelUIgBFw35w
El bienestar como medida del éxito
La doma ética no se mide por medallas ni puntuaciones, sino por longevidad, salud y alegría.
Un caballo que se mueve con elasticidad, disposición y serenidad mental es el resultado de un entrenamiento correcto y compasivo.
Hazte estas preguntas:
- ¿Termina mi caballo cada sesión más feliz y confiado?
- ¿Estoy desarrollando su cuerpo siguiendo la escala de entrenamiento —ritmo, soltura, contacto, impulsión, rectitud y reunión— o salto pasos por querer avanzar más rápido?
- ¿Mi caballo elegiría trabajar conmigo si pudiera?
Son preguntas incómodas, pero imprescindibles.
El futuro de la doma depende de la ética
A medida que nuestro deporte evoluciona bajo una mirada pública cada vez más crítica, nuestra responsabilidad como jinetes y entrenadores aumenta.
La conciencia ética no es una moda: es la base sobre la que se sostiene la doma clásica y su belleza.
Debemos liderar con el ejemplo, demostrando que la disciplina y el bienestar pueden coexistir en perfecta armonía.
Los caballos que entrenamos hoy reflejan los valores que representamos como comunidad.
Una reflexión final
En Gallery Horse, creemos que la verdadera excelencia en doma nace de la empatía, el respeto y la conexión.
El cuerpo de un caballo puede entrenarse… pero su corazón solo puede inspirarse.
La próxima vez que montes, haz una pausa y pregúntate:
¿Estoy enseñando a mi caballo o simplemente exigiendo?
Porque solo cuando aprendemos a escuchar de verdad, la doma clásica se convierte en lo que siempre debió ser: el arte de la unión entre dos seres que se mueven como uno solo.