La doma clásica vive una paradoja: cada año nacen potros con genética más depurada, con movimientos más espectaculares y con un acceso a programas de cría y entrenamiento nunca vistos. Sin embargo, el porcentaje de caballos que logran llegar a Gran Premio sigue siendo mínimo. ¿Qué ocurre en el camino? ¿Es realmente tan difícil alcanzar este nivel o estamos pidiendo demasiado?
La preparación de un caballo de GP: una carrera de resistencia
Un caballo que alcanza el Gran Premio ha pasado, en promedio, entre 8 y 10 años de formación constante. Esto significa mantener al mismo caballo:
- sano físicamente, evitando lesiones en articulaciones y dorso,
- fuerte mentalmente, capaz de aceptar la presión y la complejidad de los ejercicios,
- y motivado en lo emocional, algo que solo ocurre cuando el entrenamiento se basa en la confianza y la progresión lógica.
La exigencia es enorme: en una sola prueba, el caballo debe mostrar desde la reunión máxima hasta la extensión total, pasando en cuestión de segundos del piaffe al passage, de la pirueta a galope a los cambios de pie al tranco, con apenas espacio para respirar.
¿Es la prueba demasiado larga?
El recorrido del Gran Premio dura entre 6 y 7 minutos, en los que el caballo ejecuta más de 30 movimientos puntuables. La intensidad es altísima y la concentración exigida raya lo sobrehumano. Muchos caballos, incluso con talento, pierden calidad hacia el final de la prueba: la fatiga se traduce en pérdida de cadencia, tensión en la nuca, pérdida de rectitud.
¿No deberíamos plantearnos si la duración y la densidad de la prueba son excesivas?
Otros deportes ecuestres ya han adaptado sus formatos para mejorar la experiencia del espectador y reducir la carga física de los caballos. ¿Por qué no la doma?
El cuello de botella: del San Jorge al Gran Premio
Es evidente que el salto más difícil en la carrera de un caballo de doma es el paso del Small Tour al Gran Premio.
- El paso del piaffe y el passage exige una fuerza en el dorso y en la mente que no todos los caballos logran asimilar.
- Las piruetas, las series al tranco y la transición fluida entre todos los ejercicios son un filtro natural que deja fuera a muchos binomios.
A ello se suma un factor poco discutido: no todos los caballos están criados para la resistencia mental. En la cría actual, se selecciona el gesto espectacular, la amplitud, la elasticidad… pero en ocasiones se sacrifica la solidez mental, la capacidad de repetir día tras día el mismo ejercicio sin resentirse.
El papel de la cría
Como criador y como jinete he visto una tendencia clara: hemos creado caballos de una belleza y calidad de aires impresionantes, pero que no siempre tienen la dureza física ni psicológica para soportar 10 años de formación y llegar frescos al Gran Premio.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿estamos criando caballos para el deporte real o para la pista de subastas?
Los grandes caballos de GP que todos recordamos —desde Rembrandt hasta Totilas, desde Valegro hasta Dalera— no solo tenían calidad. Tenían resistencia, mente fría, capacidad de trabajo. Y esas cualidades muchas veces no se ven en un vídeo de un potro de 3 años.
La presión del sistema competitivo
Otro aspecto a considerar es la presión que ejerce el sistema competitivo.
- Los caballos se presentan demasiado jóvenes a pruebas internacionales, a menudo forzados a mostrar movimientos para los que aún no están preparados.
- El mercado demanda resultados rápidos y eso compromete la progresión lógica del entrenamiento.
- Los jinetes, bajo la presión de sponsors y propietarios, a veces adelantan fases que deberían consolidarse con calma.
El resultado: caballos brillantes en los 6-7 años que no logran consolidar su carrera en el Gran Premio.
¿Necesita la doma una reforma estructural?
Quizás la clave está en abrir un debate profundo:
- ¿Deberíamos revisar la duración y densidad del Gran Premio?
- ¿Es lógico que pidamos en 7 minutos todo el repertorio más difícil del adiestramiento ecuestre?
- ¿Deberíamos incluir nuevas pruebas intermedias entre el Small Tour y el Gran Premio para favorecer la transición de los caballos?
La doma clásica es tradición, pero también es un deporte olímpico que debe evolucionar si quiere seguir vivo y atraer tanto a nuevos jinetes como a nuevos espectadores.
Conclusión
Llegar al Gran Premio seguirá siendo difícil —y quizás deba serlo, porque representa la cima del deporte—. Pero si queremos ver más caballos en este nivel, debemos cuestionar los fundamentos:
- la cría,
- los sistemas de entrenamiento,
- el calendario competitivo,
- y el propio diseño de la prueba.
Porque un Gran Premio más sostenible no solo significaría más caballos llegando a la cima, sino caballos más felices, longevos y capaces de emocionar al público durante muchos más años.